jueves, 19 de mayo de 2016

Cambia, todo cambia

Después de mucho tiempo vuelvo a contar como va mi vida.
Ya no tengo amor, hace unos ocho meses que desapareciste de mi vida. Te fuiste sin dejar rastro, como si nada hubiese pasado. Es increíble esa capacidad tuya para desprenderte tan fácil y tan rápido de las personas. Sobre todo de las personas que dejaron huella en tu vida.
Gracias a todo lo que existe, no soy como tu. Porque me lo he sufrido todo.
Con la perdida del primer amor se va todo. Sentía que perdía el tiempo, el aire, la felicidad y quien sabe qué otras cosas más en las que no quiero pensar ahora.
Y lo perdí todo. Eras todo para mi. Y qué increíble que suena eso: todo.
Después de un rato bastante largo, lo logré. Me lo saqué del pecho, te hablé te busque y te quise más que nunca. Te quise como nadie te iba a querer.
Y de a poco y sin darme cuenta, se pasó.
Se fue ese dolor del pecho, ese que no te deja respirar ni vivir tranquila. Y quien diría que todos los libros y películas tenían razón. De verdad duele. 
Y es un dolor de mierda, un dolor que no se pasa con nada, un dolor que te tira a la cama, te imposibilita, te deja sin ganas de sentir nada más. Una angustia asquerosa que llenó mis días durante meses. Una angustia tan terrible e insoportable que me hacía llorar, llorar de dolor. Y quién diría que eso me iba a pasar algún día.
Pasaste a ser parte de mi historia. La historia más bonita que tengo para contar. Pero historia al fin y al cabo.

Y como cambia, todo cambia. Cambié.

Estos meses de superación han sido bastante particulares. Después de estar derrotada cual caballo de feria, reviví. Mejor que nunca.
Tuve mis meses como reina. Salía con cuanto chiquillo se me cruzaba, besé a todos los sapos, sentí mariposas y sentí ganas de salir corriendo. Y de príncipes nada, no quiero saber nada de príncipes aún.

Hoy estoy en esa parte de la vida en la que me aburrí. Salir con uno es terrible, con dos es mucho, pero con cinco es otra cosa. Y se mueren lo bien que lo pasé. Lo disfruté a concho, me reí, comí, bailé, regalonié... Todos los días, todos diferentes.

De a poco se fueron apagando las llamas de todos, a decir verdad no me proyectaba con ninguno, pero no me puedo quejar. Fome no era.
Y como siempre, me aburrí. Suena terrible, pero cumplí con mis objetivos, y ya no tengo nada más que probar. Me cansé. Demasiado tiempo invertido para terminar igual de en nada que ahora. Que en este mismo momento.

En algún otro minuto voy a hablar de ti, como tantas veces he hablado. Básicamente mi blog está lleno de párrafos para ti. Y como cual psicópata, terminamos donde estamos hoy día.

El que la sigue la consigue, dicen.
Y PUTA QUE TE SEGUÍ.


No hay comentarios:

Publicar un comentario